Uno de los principales beneficios de la terapia FIR es el alivio del dolor. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Rheumatology en 2002 investigó los efectos de la terapia FIR en pacientes con artritis reumatoide (AR). El estudio encontró que la terapia FIR redujo el dolor y la rigidez en las articulaciones de los pacientes con AR y mejoró su calidad de vida en general. Otro estudio publicado en el Clinical Journal of Pain en 2006 examinó los efectos de la terapia FIR en pacientes con dolor crónico de espalda baja. El estudio encontró que la terapia FIR redujo significativamente el dolor y mejoró la capacidad funcional en los pacientes.

​

La mejora de la circulación es otro beneficio de la terapia FIR. Un estudio publicado en el Journal of the Medical Association of Thailand en 2010 investigó los efectos de la terapia FIR en pacientes con diabetes tipo 2. El estudio encontró que la terapia FIR mejoró el flujo sanguíneo y la circulación en los pacientes, lo que es importante para el manejo de la diabetes. Otro estudio publicado en el International Journal of Cardiology en 2005 examinó los efectos de la terapia FIR en pacientes con insuficiencia cardíaca. El estudio encontró que la terapia FIR mejoró la función cardíaca y aumentó el flujo sanguíneo en los pacientes.

​

Finalmente, la terapia FIR ha demostrado reducir la inflamación. Un estudio publicado en el Journal of Alternative and Complementary Medicine en 2009 investigó los efectos de la terapia FIR en pacientes con dolor crónico. El estudio encontró que la terapia FIR redujo la inflamación en los pacientes, lo que es importante para el manejo del dolor crónico. Otro estudio publicado en el Journal of Cosmetic and Laser Therapy en 2013 examinó los efectos de la terapia FIR en pacientes con celulitis. El estudio encontró que la terapia FIR redujo la inflamación y mejoró la elasticidad

​

​